Apoyándose en su nuevo bastón mágico, que era divino de cómodo, Varta continuó su camino por el bosque. Un cartel desvencijado marcaba la dirección de una ciudad próxima.
Las ciudades son buenos sitios, con sus posadas, sus comercios y sus “bebercios”, así que se encaminó animadamente hacia allá. Seguro que le podía dar un buen uso a las monedas que repiqueteaban en su bolsa.
Aparte de encargarle una misión para recuperar un amuleto a cambio de unas monedillas, Varta encontró reconfortante su visita a la ciudad, recuperando la vitalidad que el último trayecto por el bosque le había costado.
En la ciudad tenía la posibilidad también de mejorar su equipo, invirtiendo su capital actual en algún arma no mágica mejor que el cuchillo que la había acompañado todo este tiempo.
Tras revisar varios catálogos y considerar distintas opciones, le pareció muy cómodo un arco: ahorraría acercarse para luchar con sus enemigos y alejarse para que sus enemigos no le hicieran daño.
Descansada, equipada y animosa, emprendió la marcha de nuevo en busca de su destino, aunque los ánimos se le fueron empapando en la bruma que la envolvía mientras avanzaba por la campiña.
De repente, un sonido a sus espaldas hizo que se volviera, presta para el combate: un esqueleto surgía de un agujero en el suelo.
Un enemigo fácil para el equipo que ahora porta Varta. Podría practicar la puntería con el arco, aunque fuera pinchar en hueso, o usar su arma mágica para derrotar al esqueleto y conseguir la moneda de oro de su tesoro. Pan comido en cualquier caso.
Y así continuó su camino Varta. Ahora te corresponde a ti terminar su historia: ¿Podrá enfrentarse al temible Dragón (y sobrevivir, que es importante)? ¿Conseguirá completar un arma no mágica más poderosa que su arco?
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